
En este post haré una breve aproximación al análisis de una tipología de conflictos cada día con más presencia e importancia en nuestra sociedad multidiversa y también en nuestras escuelas que, sin duda, son un ejemplo de esa diversidad.
Son conflictos en los que lo importante no son los recursos, el poder, la seguridad, los intereses, las expectativas, la información o las normas, sino que la base del conflicto son las creencias y/o principios en los que asentamos nuestra vida.
En una sociedad altamente polarizada como la nuestra, vemos este tipo de conflictos a diario en cualquier ámbito de la sociedad y las escuelas no son ajenas a esta tendencia actual. Si bien, es más probable que los elementos relativos a los valores sean más relevantes en los conflictos entre las personas adultas de un centro educativo que entre los estudiantes.
Los valores, las creencias, los principios determinan nuestra forma de vivir en sociedad y esto hace que los conflictos de valores adquieran gran importancia y sean altamente desestabilizadores.
¿Qué son los valores?
El concepto de valor en sí mismo es conflictivo porque representa una creencia duradera para un determinado modo de conducta, socialmente preferible y que se contrapone a otra forma. Un valor siempre tiene su opuesto.
Según Ramón Alzate (1998) “Nuestros valores están basados en nuestras creencias, lo que creemos correcto o incorrecto moralmente, lo que creemos importante o verdadero. Los valores son las creencias que consideramos más queridas, bien sean estas religiosas, sociales o culturales. Definen quienes somos y nos sirven para guiar las decisiones que tomamos sobre cómo vivir nuestras vidas”.
Otros autores como Milton Rokeach (1973) nos hablan de dos clases de valores:
Valores terminales: Los referidos a la finalidad de la vida.
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- Personales (centrados en la persona)
- Sociales (centrados en el grupo social)
Valores instrumentales: Los referidos a la regulación de la conducta.
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- Morales (modos de conducta)
- Competenciales (orientados a la autorregulación)
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Un valor suele ser la abstracción de creencia y tiene una naturaleza muy conceptual. En cambio, las metas son más concretas, realistas y palpables: un “conjunto de condiciones”, como dijo Reardon, que se prestan a la descripción. (Lederach, J. P., 2000)
¿Qué es un conflicto de valores?
El conflictólogo Christopher Moore (1995) los definió como “conflictos causados por sistemas de creencias incompatibles o percibidos como incompatibles”. Además, añadió un elemento que tiene una función detonante de este tipo de conflictos y no es otro que el intento de imponer por la fuerza a otro un conjunto de valores.
Entonces según Moore serían la coerción y la percepción de incompatibilidad los elementos claves que identifican los conflictos de valores. Esa coerción puede ser manifiesta o menos visible y tratarse de manipulación.
También otros especialistas en conflictología como John Burton, en relación con los conflictos de valores, sostienen que los conflictos más prolongados son sobre necesidades humanas no negociables y observan tres elementos que debemos analizar correctamente antes de cualquier proceso de mediación y que he tratado en el capítulo tercero de La Senda de la Mediación:
- Las Necesidades: aquello necesario para el desarrollo y que será perseguido por todos los medios.
- Los valores: son motivaciones culturalmente específicas, es decir, costumbres y creencias propias de cada cultura particular y tienen las siguientes características:
- El valor no es independiente, siempre se refiere a algo o a alguien.
- El valor es cualitativo.
- El valor es una realidad entre dos opuestos.
- El valor es un sistema ordenado.
- Los intereses: son motivaciones que cambian según las circunstancias y suelen estar vinculados a cosas materiales.
En base a estos tres elementos Burton definió el conflicto de valores como un conflicto de necesidades elevadas a la condición de valor.
En este mismo sentido autores como Floyer (1993) afirma que los principios y los valores pueden defenderse con tanto fervor como las propias necesidades o los bienes físicos. Lo que sucede en muchas ocasiones es que no se valoran igual los principios de la otra parte, originándose el conflicto. Las partes entonces suelen afirmar que “los principios son innegociables” como una fórmula para elevar el valor de sus ideas.
Claves para la mediación de conflictos de valores
En la mediación de un conflicto en el que estén implicados los valores, los principios, las creencias o estos sean invocados por las personas en disputa, hay una serie de tips que debemos tener presentes durante todo el proceso mediador:
- Analizaremos el conflicto, a partir de las reuniones de premediación con las partes por separado, para determinar si lo que está en juego son necesidades, valores o intereses.
- Si el conflicto es de valores y/o principios acotaremos su tipología, según lo que hemos visto en la tabla 1.
- Hay que determinar qué es lo primero que ha aparecido en el conflicto, si es la conducta o ha sido la invocación a los principios. También es interesante apuntar si se han invocado los valores cuando no se ha conseguido nada material.
- Si reformulamos un valor o lo deconstruimos, total o parcialmente, durante el proceso de la mediación, el conflicto se reduce en gran medida.
Aunque también, según Ramón Alzate (2004) “Resolver conflictos que implican diferentes valores, no implica, necesariamente una reestructuración de los valores de las partes. A menudo el reconocimiento de que cada uno ve el mundo y la situación inmediata de diferente manera, ayuda a resolver los problemas más fácilmente”. - El conocimiento de la cultura de las partes por el mediador ayudará a comprender mejor e intervenir más acertadamente en la mediación.
- Conocer los valores de las partes tiene un poder explicativo sobre su conducta previa y predictivo sobre su conducta futura, lo que podría ayudar para que los acuerdos sean realistas.
- La inversión de tiempo para su resolución será mayor que en otros tipos de conflictos como los de intereses o de comunicación. Son conflictos que se alargan en el tiempo y como mediadores es necesario tener mucha paciencia porque su resolución será lenta.
En definitiva, los conflictos en los que una parte del problema o todo, se fundamenta en valores y/o principios de las personas o de los grupos que tenemos en una mediación, requieren de un análisis muy sosegado y profundo antes de iniciar el proceso mediador.
Cualquier otro tipo de conflicto puede ser enfocado a ciertos intereses comunes de las partes para buscar acuerdos basados en cosas materiales. Mediar sobre ideas y principios requiere de un conocimiento profundo de lo que cada parte cree y valora como esencial en su vida, tanto a nivel personal como social.
Si un conflicto basado en la diferencia de valores es resuelto, exclusivamente al nivel de recursos o necesidades, reaparecerá en otras ocasiones. (Alzate, R., 2004)
Tiempo, paciencia, creatividad, empatía y mucha tolerancia y respeto serán claves para la mediación en conflictos de valores.
BIBLIOGRAFÍA:
Alzate, R. (1988). Análisis y resolución de conflictos: una perspectiva psicológica. Bilbao. Universidad del País Vasco.
Moore, C., (1995). El proceso de mediación: métodos prácticos para la resolución de conflictos. Barcelona. Granica.
Lederach, J. P., (2000). El abecé de la paz y los conflictos. Madrid.Catarata.
Prada de Prado, J. (2024). La Senda de la Mediación: Guía para formarse como mediador escolar y educativo. Madrid. Narcea.
Redorta, J. (2004). Cómo analizar los conflictos: La tipología de conflictos como herramienta de mediación. Barcelona. Paidós.
Sotelo, H., Otero, M. (Coord.) (2004). Mediación y Solución de Conflictos. Madrid. Tecnos.