Conclusiones del XVI Congreso Mundial de Mediación

Entre los días 26 y 29 de agosto de 2020 se celebró el XVI Congreso Mundial de Mediación al que fui invitado como ponente en una de las conferencias y como presidente del Foro de Mediación Educativa, concepto utilizado en Latinoamérica para referirse a la Mediación Escolar y que intenta según Daniel Martínez Zampa “dar una idea más cercana de la relación entre mediación y proceso educativo”.

Este post trata sobre la conclusiones finales de este foro en el que participaron expertos de varios países especialistas de diversos ámbitos de la mediación pero que tiene una vinculación clara con la mediación en el ámbito educativo, aunque sea con diferentes enfoques e incluso partiendo desde diferentes fuentes de fundamentación.

Para comenzar haré un resumen de mis anotaciones sobre las cuestiones tratadas en cada uno de los temas propuestos para el foro por parte de los expertos participantes: Roberto Carlos Domínguez Cano (México), Daniel Fernando Martínez Zampa (Argentina), María Jimena Funes (México), Nathalie Noechwiczs (Uruguay) y yo mismo desde España.

Al final podréis consultar más información sobre cada uno de ellos y ellas.

Tabla de contenidos

Elementos necesarios para que la mediación funcione en un centro escolar

Una de las mayores coincidencias en este aspecto, mostrada por todos los ponentes, es la necesidad de una política pública clara que apoye de forma general el aprender a vivir juntos como uno de los pilares de la educación.

Esta parece ser una reivindicación universal en la mayoría de los países en los que se desarrollan acciones de mejora de la convivencia y de mediación en el ámbito educativo.

El aprender “a ser” y el aprender a “vivir juntos” del informe Delors (1996) son hoy en día más necesarios que nunca en los currículos de los sistemas educativos.

Estos dos elementos de la “Educación para el siglo XXI” implican sobre todo el desarrollo de habilidades sociales, de comunicación y de gestión y resolución pacífica de los conflictos, que nos permitan tener unas habilidades adecuadas para “la vida” diaria en sociedad.

La Mediación Escolar es, sin duda, una de la estrategias más adecuadas para desarrollar estas competencias en nuestros estudiantes, pero para que sea un verdadero motor transformador de los sistemas educativos debe pasar de ser una simple estrategia o buena práctica realizada en algunos centros escolares, a una cuestión de política educativa.

Otro de los elementos destacados en este punto del debate es la formación o capacitación de los profesionales de la educación en mediación educativa o escolar.

Formar sólo alumnado mediador es una visión muy reducida de un sistema de resolución pacífica de conflictos cuyo mayor valor es la posibilidad de involucrar a toda la comunidad educativa en la gestión de la convivencia escolar.

Los planteamientos parciales de Mediación Escolar, solo estudiantes, podrían verse como una forma de dejación de la responsabilidad de los adultos, el profesorado, a los mediadores.

También hay una coincidencia de criterios en la necesidad de que exista un proyecto con unos objetivos claros antes de intentar implementar un sistema de mediación en una escuela.

Partiendo de un profesorado formado y capacitado que diseña el proyecto, deberemos establecer tiempos suficientes para que las acciones que vamos realizando vayan asentando las bases del futuro sistema de Mediación Escolar.

Conseguir animar a toda la Comunidad Educativa para que no solo conozca el sistema, sino que participe activamente en su desarrollo es también una de las claves para generar cambios y mejoras del clima escolar.

Razones por las que la mediación debe estar presente en la resolución de los conflictos en el ámbito escolar

En primer lugar, hay que decir que la Mediación Escolar o Educativa crea un sistema preventivo que, no solo evita la aparición de grandes conflictos, sino que también aborda los conflictos en sus primeras fases evitando escaladas posteriores por falta de gestión de estos.

Existen muchos centros educativos donde los conflictos son, o bien solo abordados mediante herramientas punitivo-sancionadoras, o bien desde una negación de los mismos. En cualquier caso, estas posturas no ayudan ni contribuyen a su resolución, más bien, todo lo contrario.

También en este punto del foro, el profesor Roberto Domínguez, especialista en Derechos Humanos, habló de un concepto muy interesante desde mi punto de vista, la posibilidad de que “se puede sistematizar la paz”.

En un mundo en el que la violencia está muy sistematizada desde los principios de la historia humana, es necesario que en el siglo XXI seamos capaces de realizar ese cambio o giro copernicano en las relaciones humanas y que podamos hacer de la paz la base de las relaciones entre las personas.

La Mediación Escolar es una práctica real de sistematización de la paz.

En otro orden de cosas más pragmáticas, Nathalie Noechwiczs nos comentó que el desarrollo de sistemas de resolución pacífica de conflictos en diferentes ámbitos de la sociedad, podría llegar a representar para los estados un ahorro de más del 3% del PIB que se utiliza en la resolución mediante sistemas judiciales.

En esta línea de ahorro, pero no de dinero, me parece muy adecuada la idea, compartida por todos los expertos, de que hay que invertir tiempo en la mediación para invertir menos tiempo en el conflicto.

También quiero destacar, en este apartado, las palabras del profesor Daniel Martínez Zampa que nos decía que la “mediación educativa sentará las bases para que estas técnicas se extiendan a otros ámbito, como el familiar, el laboral, el comunitario, etc.”

Parece claro que es en las escuelas donde es posible trabajar hacia cambios sociales profundos.

Por último, la profesora María Jimena Funes establecía que la sistematización de la formación en valores en los centros escolares es la manera de llegar a esos cambios de modelos de relación social, porque solo a través de su ejercicio, podemos transmitir lo que es la justicia, la paz, la tolerancia, etc.

Nuevos conflictos en el ámbito educativo en tiempos del COVID-19

La situación provocada por la pandemia mundial del COVID-19 ha obligado el traslado del espacio educativo a la virtualidad y, por lo tanto, la Mediación Escolar o Educativa también debe trasladarse como parte del sistema.

La mediación a través de herramientas virtuales ya existe en otros ámbitos, por lo que es posible trasladarlo al espacio escolar.

El confinamiento también ha traído cosas positivas para la educación, aparte de la formación en herramientas tecnológicas, como el conocimiento mucho más intenso por parte de las familias del trabajo educativo de las escuelas.

Había un divorcio entre la escuela y las familias y eso ha cambiado. Se ha producido un nuevo acercamiento de la familia al trabajo educativo que ha mejorado sensiblemente la valoración de la labor que hacen las escuelas y los profesionales de la educación.

También se han hecho más visibles los conflictos que se generan en la escuela y que se han trasladado a los entornos familiares, donde se han tenido que gestionar problemas que antes se dejaban en manos de los centros educativos.

El momento que estamos viviendo es sumamente interesante como oportunidad para buscar ese cambio educativo global que aborde las problemáticas de la escuela del siglo XXI desde todos los ámbitos de la sociedad.

Para finalizar quiero dejar una frase en la que coincidían todos los ponentes del foro y que es importante tener en cuenta cuando estamos trabajando la Mediación Escolar, y es la idea de que no todos los conflictos tienen solución, pero todos debemos abordarlos y gestionarlos.

Conclusiones del foro de Mediación Educativa del XVI Congreso Mundial de Mediación

Los conflictos en la escuela son el reflejo de controversias en la familia. Por esta razón, el sistema educativo debe diseñar programas de mediación para contribuir a la reducción de la violencia interfamiliar.
Dos de los pilares de la educación para el siglo XXI consensuados en la Organización de Naciones Unidas para la educación la ciencia y la cultura, son aprender “a ser” y aprender a “vivir juntos”. Lo antes señalado implica el desarrollo de habilidades para la vida, entre las que se encuentran la solución pacífica de los conflictos y la Mediación escolar, por ser ésta la vía idónea para que se manifiesten las aspiraciones señaladas.
La mediación escolar de pares es indispensable para desactivar conflictos entre estudiantes y mejorar, consecuentemente, la convivencia y el rendimiento escolar.
La mediación escolar entre pares es una vía eficaz para que alumnas y alumnos se ejerciten en la democracia como modo de vida.
La visión de la escuela, como institución que promueve la paz social y las condiciones para el desarrollo armónico y pleno para el alumnado, debe siempre estar acompañada de programas de habilitación del diálogo y Mediación.
Programas de Mediación diseñados de manera que incluyan a toda persona que influya en la vida académica, con el objetivo de convertir a la escuela en un ente articulador de principios y valores más importantes para una convivencia social sana.
En sociedades cuyo signo distintivo es la violencia, resulta urgente el diseño de escuelas pacíficas donde las y los integrantes de la vida escolar, desarrollen las habilidades básicas de la Mediación, y que siempre tengan oportunidad de solucionar sus conflictos a través del dialogo.
Todas las escuelas deben de contar con unidades de Mediación donde los servicios prestados contemplen conflictos jerárquicos, así como también entre iguales, dirigidos tanto a personal docente y administrativo –incluyendo intendencia- como al alumnado.
La convivencia pacífica es indispensable para que la educación cumpla con la misión que tiene encomendada. En este contexto, la Mediación resulta esencial para la interacción armónica del alumnado.