En este post hablaré de algunos fundamentos de la justicia restauradora y su contraposición a los modelos punitivo-sancionadores de resolución de conflictos escolares. También veremos cómo la herramienta de las preguntas restaurativas puede ser muy útil en nuestros procesos de gestión de conflictos en las aulas y por supuesto en la mediación escolar. Para esto me basaré en un artículo de Belinda Hopkins, fundadora y directora de Transforming Conflict National Centre for Restorative Approaches in Youth and Community Settings, que apareció en el número 19 de la revista Les Politiques Sociales de febrero de 2006.
La justicia restauradora
El objetivo de la justicia restauradora es “La reparación del mal causado a las personas y a las relaciones sociales, en lugar de la culpabilización y el castigo” (Wright, 1999). En el ámbito de la educación y de la mediación escolar el enfoque que recogemos de esta filosofía de resolución de conflicto se centra en reparar esas relaciones sociales y humanas, teniendo en cuenta las necesidades de cada una de las personas que han tenido el conflicto.
El modelo más tradicional de disciplina en los centros educativos, basado en lo punitivo-sancionador, no tiene en cuenta las necesidades de los estudiantes que han sido víctimas de otros compañeros y se centra en la sanción al culpable. Así mismo, con un sistema de castigos lo que conseguimos es que la persona a la que vamos a sancionar se centre en ella misma, impidiendo, de hecho, que sea capaz de ver las consecuencias que sus acciones tienen sobre los demás. De esta manera, un comportamiento contra las normas se convierte en una especie de juego de azar donde si te cogen, te castigan y esto es cuestión de mala suerte.
Se trata de una visión muy tradicional del conflicto en la que lo importante es evitar o minimizar las consecuencias negativas de las malas acciones de algunos estudiantes, pero que no lleva a ningún tipo de reflexión sobre lo realizado o sus consecuencias en los demás.
En un modelo restaurativo se trabaja más desde la necesidad de recomponer los vínculos sociales entre los individuos que han provocado el conflicto y hacerles conscientes de las consecuencias que las acciones personales han tenido sobre los otros.
“La llamada justicia restauradora se apoya en un conjunto de valores y una ética que resalta la confianza, el respeto mutuo y la tolerancia. Asimismo, reconoce la importancia de los sentimientos, las necesidades y los derechos y busca restaurarlos cuando han sido dañados”. (Belinda Hopkins, 2006)
El proceso restaurador
Abordar un conflicto o un mal comportamiento desde un modelo restaurador en el ámbito escolar comenzaría conociendo qué personas se han visto implicadas y las consecuencias de lo que ha pasado. Una vez conocida esta información intentaríamos responder a una serie de preguntas:
- ¿Qué hacemos para mejorar la situación de las personas implicadas?
- ¿Cómo hacemos para que cada una de las personas pueda explicar su visión de lo que ha pasado?
- ¿Qué hacemos para evitar que se reproduzca el conflicto o que escale de nivel?
- ¿Cómo conseguimos que cada una de las partes implicadas asuma las consecuencias de su comportamiento?
Estas preguntas generales nos aproximan a un análisis del conflicto que nos ayudará en momentos posteriores cuando, como mediadores, intentemos hablar con las personas implicadas.
Las preguntas restaurativas
En los centros educativos, una intervención de tipo restaurativo se podría realizar en cualquier momento en el que se produce un conflicto, por ejemplo, cuando un estudiante es expulsado del aula por el profesor ante un mal comportamiento.
La utilización de preguntas restaurativas nos ayuda, por un lado, a conocer lo que ha pasado y por otro a dar la oportunidad a las personas de que nos cuente su versión de los hechos, sus sentimientos y sus expectativas.
En un proceso de mediación escolar, siguiendo nuestro modelo, estas preguntas serían perfectas para realizarlas en la fase de la pre-mediación, cuando hablamos por separado con cada una de las partes en conflicto.
Cualidades del mediador restaurativo
La persona que ha tenido un conflicto lo primero que necesita es alguien que escuche su historia. Alguien a quien pueda explicar su frustración, su ira, su dolor o el porqué de su comportamiento. La persona necesita reconocimiento y comprensión sobre el impacto que el conflicto ha tenido sobre ella y sobre otros.
Como mediadores debemos utilizar preguntas restaurativas, como las que hemos visto, que ayuden a las personas a explicarse, pero además tenemos que desarrollar unas ciertas actitudes o cualidades en todo este proceso para que sea efectivo:
- Buena voluntad y falta de prejuicios para escuchar diferentes versiones de una misma historia.
- Capacidad de escuchar activamente y ser capaces de percibir los sentimientos y las necesidades que pueden estar ocultos por las palabras. El conocimiento del lenguaje no verbal nos ayudará mucho en esta labor.
- Dejar expresarse a las partes mostrando interés, aunque sea largo o pesado.
- Estar convencidos de que lo importante es que las personas hablen y vayan entendiendo por si mismas lo que ha pasado y las consecuencias sobre cada uno y sobre los demás. Hablar nunca es tiempo perdido y mucho menos si estamos en el ámbito educativo y escolar.
La utilización de las preguntas restaurativas sigue un modelo muy sencillo y que es importante tener en mente cuando tratemos de utilizar esta técnica en un momento de conflicto.
En conclusión, podemos decir que el modelo restaurativo de conflictos, dentro del que podemos incluir la mediación escolar, las preguntas restaurativas, los círculos de diálogo y otras muchas estrategias que mejoran la convivencia y ayudan en la resolución pacífica y positiva de los conflictos, busca recomponer relaciones desde la escucha, la comprensión, la asunción de responsabilidades, el respeto y la tolerancia a las diferencias.