Podríamos afirmar que la teoría y el modelo de mediación transformadora descrita por Robert Bush y Joseph Folger en 1994 en su libro La promesa de la mediación presentada como una forma positiva y transformadora de entender y abordar los conflictos entre las personas, es uno de los fundamentos teóricos de la Mediación Escolar.
Este modelo de mediación plantea que el conflicto ofrece a los individuos la oportunidad de desarrollar e integrar sus capacidades para fortalecerse a sí mismos y para empatizar y reconocer a la otra parte. Se trataría de una doble vertiente en la gestión de los conflictos, que representa, por un lado, la recuperación del poder de cada uno para resolverlo, –empowerment– y, por otro, y a la vez, el reconocimiento y la sensibilidad hacia el otro. Estos dos elementos pueden y deben ser buscados deliberadamente por el mediador durante los procesos de mediación.
Bush y Folger afirman y demuestran con su teoría que, más allá de los modelos más individualistas utilizados en la mediación, su modelo permite que se produzca ese momento de transformación, en su doble vertiente, que vuelve más significativo y poderoso el proceso mediador.
Después de muchos años de trabajo en capacitación y formación de mediadores, Robert Bush y Joseph Folger explican que casi todos los mediadores describen que existen momentos en la mediación en que se produce esa transformación del conflicto. Es un instante en el que las personas cambian su modo de relacionarse y comunicarse entre sí y también con el propio conflicto, abriéndose el camino para su solución.
Lo difícil para estos autores era señalar de este modo cómo pasar de la teoría a la práctica y describir un conjunto de indicadores que ayudasen a los mediadores a conocer cuáles son los hábitos, técnicas o pautas esenciales que denominaron “sellos distintivos”, que indicarían que se estaba utilizando de manera correcta un enfoque transformador hacia ese punto de inflexión del proceso, en el que las relaciones realmente se transforman.
En este post voy a resumiros dichos indicadores para un proceso de mediación transformadora. Dividos en dos partes.
Técnicas para la mediación transformadora
Robert Bush y Joseph Folger definieron los siguientes diez elementos como evidencias de que el mediador estaba poniendo en práctica un modelo transformador de mediación:
1. El mediador explica el proceso a las personas en términos de empowerment y reconocimiento
Iniciamos la sesión comentando que el objetivo de la mediación es crear un espacio de comunicación en el que puedan comprender mejor el conflicto, entendiendo su posición y la del otro, para que sean capaces de decidir por sí mismos qué es lo mejor para resolverlo.
Es muy importante aclarar que el acuerdo solo es uno de los desenlaces posibles, pero que lo importante es que estén allí de manera voluntaria para intentar aclarar el conflicto, proponer nuevas ideas y comprender las posiciones de la otra parte.
Durante la mediación transformadora, podemos afianzar el empowerment de las personas planteando preguntas sobre las opciones, los recursos o los obstáculos que cada parte quiere considerar sobre el problema, para ayudarles en su propio análisis.
También podemos mejorar la comprensión del otro haciendo preguntas a las partes, donde parafraseamos comentarios de una parte y le preguntamos a la otra si eso ha modificado su visión del conflicto y de qué manera.
2. El mediador no se siente responsable del resultado final
Los mediadores nunca son los protagonistas de la mediación, no dirigen el proceso hacia una solución concreta, no tratan de producir un resultado determinado. Su responsabilidad es establecer y mantener ese clima de diálogo adecuado, para que los esfuerzos que realizan las partes en su proceso de deliberación, comunicación y toma de decisiones tanga éxito.
Si el mediador se cree responsable de conseguir un resultado exitoso a cualquier precio, llevando el proceso hacia medidas directivas o de restricción del poder de las partes –disempowering- se perderá la dimensión transformadora del proceso medidor.
En una visión transformadora, el mediador sabe que solamente las decisiones y cambios que las partes asumen libremente por sí mismas, tendrán un valor real y afianzarán una posible solución o acuerdo.
3. El mediador no emite juicios sobre las opiniones y decisiones de las partes
El mediador puede tener sus puntos de vista y opiniones sobre cada parte, sobre el conflicto, sobre lo que dicen, etc., pero no debe emitirlo.
Por otro lado, debe ser consciente de que, aunque durante la mediación se revelen muchas informaciones, su conocimiento de las partes se limita al marco del conflicto y está muy alejado de un conocimiento profundo de las vidas personales. Esta conciencia de una relativa “ignorancia” genera un sentimiento de humildad en el mediador que favorece la abstención de emitir juicios, valoraciones u opiniones.
En este punto existe un elemento que nos genera mucha ansiedad en los procesos de mediación y es una de las dudas que siempre se plantean en las formaciones de mediadores: el desequilibrio de poder en las soluciones o durante el proceso.
El modelo transformador es claro y aboga por la no intervención, para dirigir o equilibrar el poder de las partes. Ante los desequilibrios de poder, el mediador, busca e indaga en las manifestaciones de las partes esos sentimientos de desequilibrio que pudiese haber; ayuda a que se aclaren, y promueve que la parte que lo siente así, se lo pueda transmitir a la otra, para que lo comprenda. En el modelo transformador, el mediador, en ningún caso trata de solucionar el desequilibrio planteado el tema abiertamente ya que eso significaría que está sustituyendo el juicio de una de las partes por el suyo propio.
La mediación transformadora consigue que las partes sean conscientes de estos desequilibrios y que se produzca un giro en el poder como consecuencia del conocimiento más profundo del conflicto, del proceso de empowerment y de la mejor comprensión del otro.
4. El mediador posee una visión optimista sobre las capacidades y las motivaciones de las partes
Para el desarrollo de este elemento, el mediador debe tener presente el anterior porque no se puede ser optimista si existe un prejuicio previo sobre alguna de las partes o sobre ambas.
El mediador transformador presupone la idoneidad y la buena voluntad de las personas para intentar solucionar el conflicto. Si pensase lo contrario, se vería obligado a asumir otras responsabilidades y a actuar de manera directiva, alejándose totalmente de un modelo de mediación transformador.
Mantener esa visión positiva de las partes no significa que el mediador no sea consciente de comportamientos destructivos o guiados por la mala fe, o que detecte un claro desequilibrio de poder. En estos casos, como ya hemos comentado, es necesario que las partes expresen esas inquietudes guiados y alentados por el mediador.
5. El mediador permite y es sensible ante la expresión de emociones
El mediador transformador considera como parte integral del proceso del conflicto que las partes expresen sus emociones. En ningún caso, se trata de buscar resultados terapéuticos, sino de ayudar en los procesos de empowerment y de reconocimiento del otro.
Cuando una de las partes expresa una emoción o sentimiento, el mediador no espera que pase ese momento para seguir discutiendo sobre el problema, sino que “engancha” sobre eso y pide que la persona indague más sobre ello.
Sentimientos como la frustración suelen provenir de la incertidumbre que produce el conflicto, mientras que otros, como la ira, lo hacen a menudo de la falta de comprensión de la experiencia personal del otro.
La expresión de estos sentimientos ayuda a analizar y comprender mejor el problema y también a entender mucho mejor la visión, las percepciones y la experiencia vivida por la otra persona.
Hasta aquí estos primero cinco elementos que debemos tener en cuenta para que nuestros procesos de mediación sean realmente transformadores del conflicto, de las personas y de sus relaciones.
Explicar correctamente el proceso en las primeras fases, saber hasta dónde llega mi responsabilidad como mediador, ser capaz de no emitir juicios o denotar prejuicios sobre las personas, tener una visión optimista del proceso que se transmita y ayude a las partes en conflicto a expresar y “excavar” en sus emociones, son los primeros cinco elementos que debemos considerar en nuestro modelo de mediación transformadora que es, sin duda, el más utilizado y adecuado en el ámbito educativo a partir de los sistemas y proyectos de Mediación Escolar como los que proponemos en nuestro curso para formarse como expertos en mediación escolar en www.escuelademediacion.org
En esta segunda parte os explicaré los cinco elementos que nos restan para completar la práctica del modelo de mediación transformadora.
6. El mediador permite y explora la ambigüedad de las partes
En el proceso de mediación, las partes pueden estar confusas en cuanto a los temas de discusión, sus intereses, sus sentimientos, lo que le pedirán al otro, etc.; esto debe ser aprovechado por el mediador como una oportunidad para promover que sean las personas quienes exploren el conflicto y las diferentes opciones, aumentando así su recuperación del poder sobre la situación conflictiva.
La falta de concreción o la complejidad de la situación, que impide tener un claro análisis del conflicto, no debe frustrar al mediador, sino que este debe dejar que las partes se tomen su tiempo para ir aclarando la situación y concretando los posibles cierres.
7. El mediador está centrado en las interacciones entre las partes durante la mediación
Es fundamental que el mediador transformador vaya más allá de un modelo de problema/solución y focalizando su acción y su atención en la comunicación verbal y no verbal de las partes. Debe prestar atención a cuestiones importantes para cada una en cuanto a opciones, dudas, miedos, alternativas, malos entendidos, etc.
Se trata de trabajar sobre el detalle de lo inmediato, buscando esas pautas que ayuden a las personas a centrarse en la situación problemática para mejorar su poder en la toma de decisiones y su capacidad de reconocimiento del otro. El mediador se centra en ese proceso de interacción.
8. El mediador ayuda a las partes a “excavar” en el pasado del conflicto
Durante la mediación, el mediador permite y estimula que las partes se expresen sobre la historia del conflicto. Al hablar de lo que ya sucedió, cada uno cuenta cosas importantes sobre cómo ve al otro y también sobre cómo quiere que el otro le vea, afianzándose el empowerment y, sobre todo, el reconocimiento.
La mediación generará momentos en el que una persona exprese opiniones sobre las motivaciones, el carácter o las conductas de la otra, pero a la vez oirá lo mismo sobre ella desde la otra parte. Esto ayuda a la reconsideración y revisión de lo que ha pasado y sobre todo al conocimiento del otro.
El mediador transformador tomará el debate sobre el pasado para sentar las bases del diálogo presente de manera que las partes, sin presionarlas, reexaminen y revisen sus ideas acerca de ese pasado y de la otra persona. Es un ejercicio en el que cada una llegará a poner en duda su propia verdad, su propia visión o su posición en el conflicto. También podrán darse cuenta de momentos decisivos, de los recursos y las opciones que les pasaron inadvertidos por la propia evolución y escalada del conflicto y que ahora pueden utilizar.
9. El mediador es consciente de que la mediación es solo una parte del proceso de resolución del conflicto
La mediación es un momento de intervención en el conflicto en un marco temporal mucho más amplio que viene del pasado y que tendrá un futuro. Desde esta concepción, el mediador sabe que su trabajo puede no ser exitoso y finalizar sin acuerdo, y también es consciente de que no es lo mismo llegar a un acuerdo que ponerlo en práctica. Esta doble perspectiva es fundamental para evitar que el mediador adopte posturas más directivas hacia el acuerdo como única medida de éxito.
El mediador transformador sabe que lo importante radica en el proceso y que este puede tener momentos de avance, momentos de retroceso e incluso detenerse. Son ciclos diferentes en la mediación, que deben ser utilizados como oportunidades para mejorar la reflexión, la recuperación del poder y el reconocimiento del otro.
En algunos de esos momentos, es habitual realizar reuniones individuales o caucus con cada una de las partes en función de las necesidades que podamos percibir como mediadores.
10. El mediador es consciente de los avances en el proceso de resolución
Es importante que el mediador señale los pequeños y los grandes logros que se van produciendo durante la mediación, valorando positivamente y motivando a las partes a seguir en ese camino de entendimiento. Estos pequeños éxitos serán los que asienten la recuperación del poder y el reconocimiento, sin los cuales, cualquier acuerdo logrado sería bastante ilusorio y de corta duración en el tiempo.
Esta visión del éxito de la mediación transformadora, más allá del acuerdo final, nos permite resaltar los logros intermedios en caso de no alcanzar una solución consensuada.
Conclusión
Hemos terminado esta revisión y resumen del modelo de mediación transformadora de Robert Bush y Joseph Folger que, gracias a su trabajo de investigación con mediadores expertos, pudieron definir estos diez indicadores que nos orientan como mediadores en nuestros procesos de mediación, para conseguir los beneficios que el modelo transformador tiene en las personas, en las instituciones y en la sociedad.
A nivel de los centros educativos este modelo no solo permite modificar la visión que tenemos de los conflictos hacia una visión positiva y transformadora, sino que también ayuda a que la Mediación Escolar, fundamentada en este modelo, se convierta en un elemento de educación emocional y social en el que las personas en conflicto mejoran sus propias capacidades y competencias de afrontamiento de situaciones conflictivas y, a la vez, aprenden a entender y valorar al otro, a tener en consideración sus percepciones, sentimientos y opiniones.
Son diez elementos que todo medidor y mediadora debería tener en cuenta al realizar sus procesos de mediación y que, desde mi punto de vista, deben formar parte importante en los momentos de capacitación y formación de mediadores en las escuelas y centros educativos donde se apueste por la Mediación Escolar como la estrategia de resolución pacífica de los conflictos.